LA SENECTUD MOLA, EL CÁNCER APESTA
¡Ave, somormujos!
Al fin he logrado superar mis problemas de paranoia recidivante y estoy listo para proseguir con mi cruzada solitaria (porque aquí no deja comentarios ni Alonso Girgado)contra la estulticia sincronizada de la civilización-messenger. Hoy voy a tocar un tema muy espinoso. El único, y hablo en serio, que es capaz de enternecer el poco corazoncito que me queda después de que hayan pasado por mi vida unas cuantas zorripuercas empeñadas en destrozarlo. Me refiero a la senectud. Los viejecitos, queridos amigos, me dan mucha lástima. Sobre todo aquellos que se parecen a actores entrañables del cine americano, caso de Clint Eastwood, James Coburn o Anthony Quayle. Pero no sólo ellos, también Don Manuel Fraga. Es intolerable que un personaje peliculero de su calibre sea constantemente machacado por el mero hecho de tener ochenta y dos años. Por una vez, y sin que sirva de precedente, deberíamos aprender algo de los gitanos, pues ellos, a pesar de otros muchos efectos que se les puedan achacar y que no entraré a glosar por pudor buenrollista zapateriano pero que todos sabemos, tratan a sus mayores con la reverencia debida. Los viejos ya tienen bastante con ser viejos y que nadie les haga ni puto caso como para escuchar todo el puto día que están demacrados y van a palmar en breve. Vale que es cierto, pero por esa regla de tres deberíamos cebarnos también con los los enfermos crónicos del corazón, los pacientes de cáncer y los hemofílicos. Ya no hay respeto a los mayores, y eso que atesoran una experiencia vital de la que podríamos aprender muchisímo. Por ello, si hay algún anciano leyéndome, le animo a mezclar las basuras, gastar más agua de la debida y usar pesticidas. No es posible combatir a la juventud agañanada cuerpo a cuerpo, pero si les destrozais el mundo vuestra venganza será más dulce que un pastelito de la pantera rosa o un chupa de kojak. ¡Abajo el ecologismo! !Que esos cabrones que no os van a visitar a los asilos y pasan de vuestro puto culo paguen por su arrogancia! !haced que muten! !que se torren con rayos ultravioleta y que sean presa de las glaciaciones más salvajes! !Aún estais a tiempo! Yo, desgraciadamente, todavía tengo 27 años, pero os apoyo con toda mi alma, y si hay que mutar por vuestra causa, mutaré. De hecho, ya hace tiempo que me paso el ecologismo por el forro de los cojones en vuestro honor. ¡Os quiero, viejecitos entrañables! !No desfallezcais!
Y ya para terminar, una noticia trágica. Kylie Minogue, esa chiquilla que nos ha alegrado tanto la vista, la mano y no tanto la ropa con sus contoneos peristálticos, tiene cáncer de mama. Es posible que le tengan que extirpar uno de sus pechos. De ahí que, os invite a todos, ancianos, mozalbetes e incluso lerchas y gañanes, a guardar un minuto de silencio por ella y luego gritar por la ventana: ¡El cáncer apesta! Espero que esta trágica noticia incite a los salidos de los investigadores a poner toda la carne en el asador en su lucha contra la peste de los nuevos días...
Al fin he logrado superar mis problemas de paranoia recidivante y estoy listo para proseguir con mi cruzada solitaria (porque aquí no deja comentarios ni Alonso Girgado)contra la estulticia sincronizada de la civilización-messenger. Hoy voy a tocar un tema muy espinoso. El único, y hablo en serio, que es capaz de enternecer el poco corazoncito que me queda después de que hayan pasado por mi vida unas cuantas zorripuercas empeñadas en destrozarlo. Me refiero a la senectud. Los viejecitos, queridos amigos, me dan mucha lástima. Sobre todo aquellos que se parecen a actores entrañables del cine americano, caso de Clint Eastwood, James Coburn o Anthony Quayle. Pero no sólo ellos, también Don Manuel Fraga. Es intolerable que un personaje peliculero de su calibre sea constantemente machacado por el mero hecho de tener ochenta y dos años. Por una vez, y sin que sirva de precedente, deberíamos aprender algo de los gitanos, pues ellos, a pesar de otros muchos efectos que se les puedan achacar y que no entraré a glosar por pudor buenrollista zapateriano pero que todos sabemos, tratan a sus mayores con la reverencia debida. Los viejos ya tienen bastante con ser viejos y que nadie les haga ni puto caso como para escuchar todo el puto día que están demacrados y van a palmar en breve. Vale que es cierto, pero por esa regla de tres deberíamos cebarnos también con los los enfermos crónicos del corazón, los pacientes de cáncer y los hemofílicos. Ya no hay respeto a los mayores, y eso que atesoran una experiencia vital de la que podríamos aprender muchisímo. Por ello, si hay algún anciano leyéndome, le animo a mezclar las basuras, gastar más agua de la debida y usar pesticidas. No es posible combatir a la juventud agañanada cuerpo a cuerpo, pero si les destrozais el mundo vuestra venganza será más dulce que un pastelito de la pantera rosa o un chupa de kojak. ¡Abajo el ecologismo! !Que esos cabrones que no os van a visitar a los asilos y pasan de vuestro puto culo paguen por su arrogancia! !haced que muten! !que se torren con rayos ultravioleta y que sean presa de las glaciaciones más salvajes! !Aún estais a tiempo! Yo, desgraciadamente, todavía tengo 27 años, pero os apoyo con toda mi alma, y si hay que mutar por vuestra causa, mutaré. De hecho, ya hace tiempo que me paso el ecologismo por el forro de los cojones en vuestro honor. ¡Os quiero, viejecitos entrañables! !No desfallezcais!
Y ya para terminar, una noticia trágica. Kylie Minogue, esa chiquilla que nos ha alegrado tanto la vista, la mano y no tanto la ropa con sus contoneos peristálticos, tiene cáncer de mama. Es posible que le tengan que extirpar uno de sus pechos. De ahí que, os invite a todos, ancianos, mozalbetes e incluso lerchas y gañanes, a guardar un minuto de silencio por ella y luego gritar por la ventana: ¡El cáncer apesta! Espero que esta trágica noticia incite a los salidos de los investigadores a poner toda la carne en el asador en su lucha contra la peste de los nuevos días...
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chambon -