Habemus papam (con cara de malo)

Desde aquí no puedo más que congratularme por tan sabia elección del espíritu santo. Si ya me había hecho estremecer de fruición contemplativa el peliculerismo inherente al proceso de elección del sumo pontífice (agonías, entierros, misas condenatorias, pavos vestidos de púrpura moviéndose en plan señor Burns, fumatas, guardaespaldas, chotillas en extasis...) ahora ya no quepo en mí de puro gozo al saber que al fin hay un tipo allí en el Vaticano dispuesto a que pasen cosas caiga quien caiga. Pido a Dios que le dé fuerza al papa para perseguir a los infieles como yo y así le de algo de emoción a nuestra vida.
Santidad Josephum ¡Totus tuus!
0 comentarios